En los tiempos actuales, nos queda quizá el marco de una ventana para darnos buenos tomates en un piso alto de la ciudad, pero por otro lado toda planta que mantenemos nos devuelve almenos una producción de oxígeno.
Actuaciones nuestras locales son soluciones globales. Quizá la sociedad agrícola de la época preindustrial sea una utopía hoy en día. Pero como dice Seymour, bastan unos pocos autosuficientes para empezar toda una red neuronal autoreplicativa de naturaleza y conocimientos mejorados.
Yo ya empecé con mi pequeño huerto en casa. A ver cómo salen los tomates...
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