El ser humano es el máximo estado de evolución de la vida en nuestro mundo actualmente. La vida es un estado intermedio de la evolución de la materia y esto sólo es el principio. Somos uno de los vectores y gestores de la vida en este universo. Pero, ¿cuándo empezamos? Empecemos por lo cotidiano para llegar a las estrellas...
miércoles, 19 de marzo de 2008
UN RAYO DE ESPERANZA
lunes, 3 de marzo de 2008
MIS NÚMEROS
- ¡Hola, Mamá!
- Hola... ¿Se puede saber qué haces aquí?- Vengo a cuidarte, pues me he enterado de que van a venir esos números x que no te gustan y te pueden hacer daño.- ¿Daño a mí? ¿Pero tú no sabes que yo soy un siete? Mira, yo ya nací siete, y los sietes somos números rotos, porque tú cuando te rompes una camiseta, un pantalón o un vestido, dices: "¡Vaya, ya me he hecho un siete!" Pero yo soy un siete afortunado, pues tuve a mi 29, 25, 28 y 10, que fuisteis esos puntitos de zig-zag que lo fueron cosiendo, y lo hicieron tan feliz que nunca me importó ser un siete. Cuando vino el 29, dije: "¡Vaya! ¡Pero si tengo un mar cuando miro sus ojitos, qué feliz que soy!" Y vinieron esos primeros puntitos de zig-zag que empezaron a coser mi número. Luego vino el 25, cuando le vi, "¡Vaya!, pero qué naricita que me hace respirar aire puro y me hace sentir el aroma de las flores y el olor del mar de mis ojitos!". Y otra vez fueron otros puntitos de zig-zag que fueron cosiendo mi siete. Luego tú, número 28. Entonces ya fue esa serenidad, sosiego, poesía pura como la que llevas dentro. Fui otra vez tan feliz que mi número empezó a estar cosido y firme. Más tarde vino mi 10, mi pajarillo con ganas de volar. ¿Pero sería ese ansia de volar que mi siete quería? Pero no podía, pues estaba roto. Así que acabó de coserlo, y por fin fui un siete cosido con los números más maravillosos que podía imaginar. Así que no te preocupes, 28, que ningún número x me hará daño. Pues el 29, 25, 28 y 10 me han cosido muy bien.
- Hola... ¿Se puede saber qué haces aquí?- Vengo a cuidarte, pues me he enterado de que van a venir esos números x que no te gustan y te pueden hacer daño.- ¿Daño a mí? ¿Pero tú no sabes que yo soy un siete? Mira, yo ya nací siete, y los sietes somos números rotos, porque tú cuando te rompes una camiseta, un pantalón o un vestido, dices: "¡Vaya, ya me he hecho un siete!" Pero yo soy un siete afortunado, pues tuve a mi 29, 25, 28 y 10, que fuisteis esos puntitos de zig-zag que lo fueron cosiendo, y lo hicieron tan feliz que nunca me importó ser un siete. Cuando vino el 29, dije: "¡Vaya! ¡Pero si tengo un mar cuando miro sus ojitos, qué feliz que soy!" Y vinieron esos primeros puntitos de zig-zag que empezaron a coser mi número. Luego vino el 25, cuando le vi, "¡Vaya!, pero qué naricita que me hace respirar aire puro y me hace sentir el aroma de las flores y el olor del mar de mis ojitos!". Y otra vez fueron otros puntitos de zig-zag que fueron cosiendo mi siete. Luego tú, número 28. Entonces ya fue esa serenidad, sosiego, poesía pura como la que llevas dentro. Fui otra vez tan feliz que mi número empezó a estar cosido y firme. Más tarde vino mi 10, mi pajarillo con ganas de volar. ¿Pero sería ese ansia de volar que mi siete quería? Pero no podía, pues estaba roto. Así que acabó de coserlo, y por fin fui un siete cosido con los números más maravillosos que podía imaginar. Así que no te preocupes, 28, que ningún número x me hará daño. Pues el 29, 25, 28 y 10 me han cosido muy bien.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)