domingo, 1 de mayo de 2011

Radiografías




Siempre que vemos un esqueleto nos asombramos, nos vemos reflejados en él y nos alivia que no estemos en su lugar. Entonces valoramos la vida que estamos viviendo dejando los problemas diarios a un lado. También valoramos la vida que esa persona no pudo continuar. Seguramente tuvo suerte y la prolongó al tener descendencia. Aunque no seamos conscientes, la muerte tiene su función ante la necesidad de improvisar nuevas estrategias evolutivas en cada uno de nosotros y de nuestra descendencia. A partir de cierta edad y ciertas funciones que van menguando, nuestro cuerpó sólo es un outlet. Tener metas diarias para conseguir nuestra felicidad es lo que hace que aún estemos en el mercado de la vida.