Siempre tenemos miedo a lo desconocido. Ese miedo nos sirve para no llegar a nuestros límites del fracaso. Pero no sirve para conocernos y para triunfar en nuestros propósitos, quizá debamos sobrevivir al fracaso para llegar a un arrepentimiento, y a partir de ese arrepentiemiento recordar cual es el verdadero límite y corregir los errores. Ya que así, entonces perderemos el miedo y llegaremos a la perfección de nuestras máquinas de la vida, conociendo sus límites. Pero no debemos arrepentirnos en cualquier problema mal resuelto, debemos saber seleccionar qué es verdaderamente lo importante en nuestro entorno para no sentir ese sentimiento de frustración que anula toda nuestra lucha por sentirnos importantes en este mundo y en el universo. Es difícil recordar en esta sociedad que cada vez más ligamos lo material a nuestra felicidad sin recordar que lo único que tenemos es a nosotros mismos.
