Mirando un pico, un monte, un bosque, vemos que hay una aparente estabilidad o constancia en las estructuras que lo componen. Pero para mantener este ecosistema es necesaria la lucha de todos sus componentes, como sobretodo el de la gestión. La gestión financiera de muchísimas empresas es una gran cortina de humo actualmente que termina en el despido de muchas personas, grandes profesionales, que también supone el fin de una actividad comercial, el fin de la empresa. En vez de un bosque, veríamos una montaña calva, inerte. En vez de los recursos humanos, podríamos analizar los gastos de viajes en business, las comidas de gala, los coches de lujos que ocupan una plaza de parking como pieza de museo, o la efectividad de estas gestiones atrapadas en decisiones infectadas por el síndrome de Cronos.
